Este diseño guarda algunas similitudes con Santa Anita I, proyecto de donde en un inició surgió. Principalmente, el emplazamiento, la privacidad y el aprovechamiento de las vistas.
Para guardar la mayor intimidad posible, se propuso un partido en “T”. Así, se accede a la casa por un gran atrio y el vestíbulo facilita el ingreso a las áreas públicas y privadas. Dos ejes articulan el programa de una manera sencilla y elegante, proporcionando espacios llenos de luz y tranquilidad.